Entrevista a profesora Carolina Salinas

Profesora Carolina Salinas: “Es relevante actualizar el ordenamiento normativo que hoy nos rige, adecuándolo a las normas internacionales para fortalecer la estabilidad de nuestro sistema financiero disminuyendo el impacto económico que puedan generar futuras crisis bancarias o directamente reducir las probabilidades de que ocurran estas crisis”. 

Carolina Salinas García, abogada
PUCV, Magister en Estudios
Internacionales, Universidad de
Chile y socio fundador de Salinas
& Ríos.
Profesora de Derecho Comercial y
Derecho Económico, Escuela de
Derecho, PUCV.

El pasado 18 de diciembre del año 2018 el Tribunal Constitucional dictó sentencia sobre el control preventivo de constitucionalidad del proyecto de ley que moderniza la legislación bancaria, correspondiente al boletín N° 11269-07.

Sin perjuicio de haber declarado inconstitucionales disposiciones relativas a la nueva regulación sobre el secreto bancario, el proyecto pasó el control preventivo del referido órgano jurisdiccional. 

Mediante oficio de 20 de diciembre de 2018 la Presidente de la Cámara de Diputados remitió al Presidente de la República, don Sebastián Piñera, el texto definitivo de la ley que moderniza la legislación bancaria para su promulgación y posterior publicación en el Diario Oficial, quedando así concluidos los trámites legislativos iniciados el 13 de junio del año 2017, fecha en que ingresó el proyecto a la Cámara de Diputados. 

Al respecto, hemos consultado a la profesora Carolina Salinas (PUCV) sobre su opinión sobre el proyecto de modernización bancaria. 

En primer lugar, ¿qué opinión le merece la reciente reforma a la Ley General de Bancos? A su juicio ¿Cuáles son sus puntos fuertes y cuáles son sus puntos débiles?

El proyecto que reforma la Ley General de Bancos y que hoy se encuentra en Trámite de aprobación presidencial, cuyo último oficio enviado fue el 20 de diciembre al Ejecutivo para promulgación, me parece positiva. Luego de 20 años de una normativa sin modificaciones (el año 1997 se realizó su última modificación, Basilea I) que acorde a los tiempos y la aplicación de innovación en todo proceso, debe modernizarse, y en este caso, en aquella materia que estamos en total retraso de acuerdo a los estándares internacionales como lo es el capital. Es relevante actualizar el ordenamiento normativo que hoy nos rige, adecuándolo a las normas internacionales para fortalecer la estabilidad de nuestro sistema financiero disminuyendo el impacto económico que puedan generar futuras crisis bancarias o directamente reducir las probabilidades de que ocurran estas crisis, por otra parte, es imprescindible que nuestro sistema sea más competitivo, facilitando el acceso a nuevas fuentes de financiamiento y no lo es si no nos adecuamos a los estándares internacionales.

Difícil es considerar un punto fuerte, ya que todos apuntan a objetivos válidos y reconocidos, quizás podría mencionar como tal, el fortalecimiento de la supervisión del sistema bancario, integrando a la SBIF y a la CMF y la resolución bancaria en momentos en que un banco se encuentre en una crisis evitando su liquidación.

En lo que se refiere a los puntos débiles, no veo debilidades, quizás complejidades en cuanto a los diferentes números que arrojan los cálculos para contar con el capital requerido, por ejemplo, el Banco Estado necesitaría US$2,600 millones de capital adicional para cumplir los nuevos estándares.

Esta reforma implica integrar a la SBIF a la Comisión para el Mercado Financiero, constituyendo un cambio importante en materia de gobierno corporativo de la entidad supervisora. ¿Qué opinión le merece?

En primer lugar, debemos decir que desde el 8 de noviembre la CMF y la SBIF comenzaron un trabajo preparatorio para la integración de las dos entidades supervisoras, mediante un Comité Directivo para la toma de decisiones estratégicas, el que está liderado por el Superintendente, Mario Farren y por el Consejo de la CMF, presidido por Joaquín Cortéz y por una Fuerza de Tarea a cargo de los aspectos operativos. En mi opinión esta integración es relevante ya que fortalecerá la labor de fiscalización bancaria y por otra parte existirá un tratamiento global, general y armónico de supervisión para el mercado financiero. Asimismo, coincido con la CMF cuando ha declarado que se “extenderían los beneficios de un gobierno corporativo colegiado hacia la regulación y supervisión bancaria…logrando mayor estabilidad y continuidad en las decisiones estratégicas y su correlato en certeza jurídica”.

En lo especifico, uno de los tres pilares de la reforma es adecuar nuestra legislación bancaria a los estándares de Basilea III, lo cual entre otros implicará mayores exigencias de capital. ¿Cuál es su apreciación respecto de este punto? ¿Considera que en los hechos están las condiciones para su aplicación? ¿cree que esta exigencia de aumento de capital puede tener algún efecto negativo en los bancos de menor tamaño? 

En cuanto al mayor y mejor capital que exige Basilea III, revisando los estudios que se hicieron para abordar la reforma, su impacto es mínimo si lo comparamos con las utilidades del sector bancario los últimos años y sobre todo, si tomamos en consideración que existe un período de implementación gradual de aproximadamente 4 años, es decir, se está planificando un sistema para que sea abordable por todas las entidades, evitando que la actividad crediticia no se vea afectada y a la vez, se pueda garantizar la solvencia bancaria y la estabilidad del sistema financiero.

Dentro de las modificaciones contempladas en el proyecto, ¿destaca alguno en concreto aparte de los ya mencionados? ¿Considera que faltó algo?

La verdad es que he mencionado los tres puntos relevantes de la reforma: el fortalecimiento de los requerimientos de capital de acuerdo a Basilea III; el fortalecimiento del gobierno corporativo de la entidad supervisora mediante su integración a la CMF y la incorporación de herramientas eficientes de resolución bancaria. Considero que es una gran reforma que toca temas en los que internacionalmente nos encontrábamos desfasados teniendo grandes consecuencias para nuestro desarrollo financiero.

Diciembre 2018
Por Vicente Antúnez y Nikolai Palaskov