Carta sobre Eutanasia y Muerte Asistida: ¿Libertad para Morir?

Sr. Director:

Para quienes hemos perdido el “gusto por la vida” y esperamos su término mediante la asistencia de técnicas médicas que reduzcan el dolor personal y de los más cercanos, no sólo padecemos en conciencia las aprensiones morales y de nuestro credo religioso, sino, además, las limitaciones legales. Nuestro ordenamiento no prevé las figuras de la muerte asistida ni la eutanasia. La única alternativa posible es casi una categoría de causalidad reforzada entre los arts. 14 a 16 de la Ley N° 20.584, sobre derechos y deberes de los pacientes.

Las observancias no vienen, como es evidente, del suicido en que se confunden los sujetos activo y pasivo del acto comisivo (se es autor y víctima), sino en aquellos casos en que el titular de la vida solicita ayuda a un tercero.

En materias como éstas, las lecturas de Lon Fuller sobre la inseparable imbricación del Derecho y la Moral, cobran sentido.

Con todo, tener a la vista esta discusión no es capricho de un deseo personal, sino que se encuadra con la aprobación del 73% de connacionales que aprueban la idea de la eutanasia, las cifras de personas que padecen algún trastorno psíquico y/o mental que hace imposible una vida sana y de continuo pacífica.

Kevin I. Seals Alfaro

Egresado en Derecho y Minor en Ciencia Políticas por la Universidad Adolfo Ibáñez de Santiago.

Diplomado en Derecho de Familia e Infancia por la Universidad Andrés Bello.

Ayte. de Investigación en la Academia de Derecho Civil por la Universidad Diego Portales.

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